He dejado que la noticia del acuerdo del Consejo de Ministros reposara en mi cabeza. Hay ciertas cosas que hay que meditarlas antes de decir nada, y esta es una de ellas.
Es un proyecto del gobierno que no satisface a nadie, ni a los sindicatos, ni a la organización empresarial, ni al PP, ni IU, solo falta saber si le gusta al PSOE.
Pero ni sindicatos, ni la organización empresarial, son los mas indicados para decir nada, ellos tenían la obligación de llegar a un acuerdo consensuado, donde no hubiese ganadores, ni perdedores. Pero hay que preguntarse si saben jugar al tan famoso “jugar a ganar, ganar”, o solamente se busca ganar y dejar en mal lugar a la otra parte. Un gran error el que juegue a eso, aunque gane, porque la parte contraria de la negociación le devolverá “el favor” en la primera oportunidad y solo se generará desconfianzas y recelos en el otro.
¿Quién es la parte que ha roto intencionadamente la negociación? Nunca lo sabremos, y cada parte culpará a la otra, tal vez la haya roto quien espere sacar beneficio de un decreto impuesto.
En todas las reformas de corte laboral se trata de flexibilizar el mercado laboral, facilitar los despidos, facilitar los descuelgues de convenios marcos, que si es necesario esta muy bien. ¿Pero alguien ha pensado en si los beneficios empresariales tienen que tener limite? ¿O cuando una empresa tiene firmado un convenio y sus beneficios son extraordinarios tener que repartir el exceso entre sus empleados?
Claro eso debe de ser muy difícil y además tocarían a cuatro euros, es mejor concentrar ese reparto entre los altos cargos que son los dirigentes que han llevado a la empresa a esos grandiosos beneficios, y que no deben ser parte nunca de un recorte de plantilla.
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